lunes, 21 de marzo de 2011

De cómo valoro, sin perspectiva, parte del arte dadaísta. Y su significación (y el clavel).

             A mí la perspectiva me parece crucial. Están las perspectivas artísticas (que son muchas), las de futuro (más bien pocas), también se habla de perspectiva histórica…Es una de esas palabras que se utilizan poco coloquialmente pero que cercan nuestra vida. Hay quien no le da demasiada importancia a la perspectiva, pero para mí, como ya he dicho, es crucial. Además, perspectiva y nitidez están íntimamente relacionadas. Por lo general, cuanto mayor es la primera, mayor es la segunda. Quizá no se cumpla esto en el arte, no tengo ni idea, pero está claro que la comprensión del pasado suele mejorar con el tiempo –cosas que nos parecen dramáticas se nos olvidan pasados unos meses, acontecimientos aparentemente sin importancia resultan trascendentales después…- y la perspectiva de futuro más alejada es la más evidente –la vamos a palmar todos-. Vale, sobre qué pasará en 100, 200 y 3000 años no tenemos ni idea. Pero me había quedado muy bien la reflexión y además viene poco al caso.
              Hoy estoy en modo Roberto Teórico, así que voy a finiquitar el asunto con una explicación sobre la perspectiva que me dio alguien de quien no me acuerdo, pero que se acordará de mí cuando la dé en público y me haga famoso a raíz de ella. En realidad, es más que probable que sea yo el que se acuerde, porque voy a propagar este saber en un medio de amplia difusión como mi blog. Bueno, lo suyo es que si acercamos una mano a nuestros ojos, a medida que lo hacemos distinguimos peor las venillas. Esto es porque no hay perspectiva. Por eso, para hablar con un mínimo de tino sobre cualquier cosa que nos haya pasado tenemos que darnos un poco de tiempo. Pero yo vengo muy trastornado de mi primera clase de la asignatura de Humanidades “La vanguardia surrealista” y necesito hablar del arte dadaísta.

 
                          Si eres manco no habrás podido comprobar qué es la perspectiva. Amplía la imagen como puedas y ve acercándote a la pantalla. Si eres ciego no sé qué haces leyendo mi blog.


              Grosso modo, el dadaísmo es una vanguardia que apareció sobre el año 1915 en dos focos principales, el Cabaret Voltaire en Zurich (donde estaban Tristan Tzara y otros) y Nueva York. En esta ciudad destacaron dos artistas, Marcel Duchamp y Francis Picabia. También Man Ray pero se lo ha saltado por ahora. Los dadaístas valoraban el azar, lo espontáneo…y rechazaban tanto la sociedad de la época como otras formas artísticas, fueran vanguardistas o no. Para más información: http://lmgtfy.com/?q=Dadaismo
               Después de media clase dando explicaciones –y yo media entrada divagando-, llega el momento de ver algunas obras de estos dos pintores/escultores. Empezamos:

Picabia, «Veo otra vez en mi memoria a mi querida Udnie» (1914)

Qué veo yo: algo abstracto, deformado. Puede que sea metálico.
Qué ve mi profesor: una vagina y un símbolo fálico.

Picabia, «Parada amorosa» (1917)

Qué veo yo: una máquina menos abstracta, menos deforme. Metálica.
Qué ve mi profesor: una escena porno.

              Vale, quizá no perciba yo todos los matices. Nunca he tenido demasiada visión espacial. Pero yo no veo ahí sexo. Además, como ha dicho una tía en clase, si el dadaísmo valoraba lo espontáneo e irracional, no tiene demasiado sentido que sus exponentes introdujeran imágenes ocultas tras imágenes que remitieran a ideas aún más ocultas en un afán posmodernista. Otra obra que nos han mostrado hoy, en este caso de Duchamp, “La novia desnudada por sus pretendientes, incluso”, ya incita desde el título a pensar en el contenido sexual del cuadro-cristal (buscadlo, no me apetece llenar la entrada de fotos).
              Y es que, según parece y afirman estudiosos de esta vanguardia, detrás de algunas obras dadaístas –todas las expuestas están adscritas a la pintura mecantropomórfica ha dicho el profesor, pero en google este nombre sólo da 1 resultado- se encuentran el rechazo al dominio de la industria y de las máquinas en nuestras vidas, así como una especie de obsesión/liberación sexual. Después de escuchar esto sí que puedo encontrar cierta relación entre los cuadros y escenas sexuales. Pero claro, esto no es aplicable a cualquier obra. Y a mí que no me hagan comulgar con ruedas de molino -->ver siguiente entrada.

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