lunes, 29 de agosto de 2011

De cómo Berlín (XX) La Guía (Tochazo, no esperaréis una guía en menos de 1000 palabras)


Bueno, ya con un poco de perspectiva, a día 28, me propongo hacer un resumen de Berlín como ciudad, una mezcla de consejos –al fin y al cabo, toda entrada o explicación de un lugar suele tener este tono- ordenados en forma de decálogo. Partiendo de mi experiencia ahí, claro. En 1 mes, estas son las cosas que puedo contar:
7: Berlín de noche
8: Qué comer, qué beber
9: Precauciones
10: Las 5 visitas que más me han gustado


Y eso es todo, podría hablar más o darle una conclusión epatante, pero creo que con estas nociones y consejos basta. Berlín es lo suficientemente grande e interesante como para ser única e intransferible para todo aquel que la visite; tengáis en cuenta o no lo que he intentado condensar en 3000 palabras, espero que la ciudad os marque tanto como a mí.


1- Berlín, Overview (Berlín a vista páharo)


Antes que nada, hay que decir que Berlín no es Alemania. Es su capital, 2ª mayor aglomeración humana de Europa tras Londres, con unos 3400000 habitantes, pero todos se molestan por remarcar que no se parece en nada al resto del país y por algo será. Su extensión es gigante, cuenta con un par de parques mayores que El Retiro y varios lagos que parecen mares. No en vano, apareció como unión de 5 pueblos, si no me falla la memoria. Muchos pueblos conviven también en la actualidad en ella, no encontraréis solo machorros de raza aria, más bien su presencia en vuestras retinas será anecdótica. Judíos, turcos, polacos, rusos, indios, vietnamitas, españoles, sudamericanos…todos mezclados por allí. Por lo general hay pocos problemas de racismo, o al menos no más que en Madrid.
Berlín es una ciudad con papel protagonista en la Historia del siglo XX, los museos dedicados a esta son infinitos. La oferta cultural en general lo es. Cientos de conciertos en pocas semanas, exposiciones de los temas más variados –desde monedas bizantinas hasta motores de coche antiguos pasando por cuadros de Dalí o construcciones titánicas de LEGO-, festivales al aire libre, salas de cine en las que se proyectan películas de todas las épocas, casas okupa-tienda-galerías de arte…
Es una ciudad próspera, con unos alquileres no muy caros y unos precios en general aceptables –yo creo que no son superiores a los de Madrid-. Esto, junto a la oferta cultural, hace de Berlín un imán para la población joven. Y esto se puede comprobar en un paseo, el número de calvas es menor al que se puede observar –proporcionalmente, claro- en la mayoría de ciudades españoles. Aunque igual a los alemanes se les cae menos el pelo. “Es que estos alemanes están más avanzados”, explicación que usaba un ciudadano de Candás para cualquier fenómeno observable y comentable.
En definitiva, ciudad constructiva, divertida, universitaria. Con una especie de magia, aunque probablemente magnetismo, término ya empleado antes, resulte un término más acertado. Al principio os parecerá una ciudad gris, dispersa, sucia, con olor a kebab. Pero esperad un rato, respirad. El aire de Berlín no es como el resto.



2- Historia grosso modo

                Para visitar Berlín es necesario tener una pequeña noción de lo que ocurrió en el siglo XX. En Alemania, tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, se buscaba una especie de salvador de la patria. Como suele suceder, el escogido tenía bigote. Y le gustaba mandar. Es la época del III Reich, época de avance económico, disminución del paro y segregación racial. Comienza la persecución a los judíos, los asesinatos de niños con discapacidades mentales o físicas, la falta de libertad. El entrenamiento militar, la visión del deporte como una posibilidad de imponerse al resto. La búsqueda de venganza, de la vuelta al poder.
Y se llegó a la 2ª Guerra Mundial. Las pérdidas fueron brutales, como se sabe, y Alemania desaparece como tal al final del conflicto. Es dividida entre los vencedores de la guerra, lo mismo sucede con la capital, Berlín. Las zonas de Reino Unido, Francia y EEUU pronto se unen, quedando separado el país y la ciudad en dos regímenes políticos: la BDR, Berlín y Alemania oeste, y la DDR, perteneciente a la URSS y comunista, en el este. Entre 1949 y 1961, la DDR pasa de 17 millones de habitantes a 14. La disminución de la población podía suponer la desaparición del régimen soviético en la región, para su sostenibilidad era necesaria abundante mano de obra, así que la DDR construye, prácticamente de la noche a la mañana y sin previo aviso, un muro que separa Berlín y otro que separa Alemania. La explicación oficial no fue esa, claro, se dijo que la barrera era una medida de seguridad frente a la amenaza capitalista. La construcción data del 13 de Agosto. En medio de la Guerra Fría, los demás países no dijeron ni mu por miedo a un posible conflicto bélico.
Esos muros se mantuvieron en pie más de 25 años, hasta el 89, sin libertad de paso entre las dos zonas –imposibilidad de ir desde la DDR hasta la BDR si uno no era una autoridad o un jubilado, también difícil ir en el otro sentido, aunque sí posible-. Es fácil imaginar lo duro que fue esto para los habitantes, el número de familias separadas, así que no contaré anécdotas. Las cifras hablan por sí solas. 136 fallecidos en el muro de Berlín, más de 2000 a nivel nacional. En 1989, con una URSS muy debilitada y el ideal comunista por los suelos, la pervivencia del muro no podía ser demasiada –aunque no recuerdo qué político dijo que estaría en pie un siglo más, al menos-. Un fallo del jefe de prensa de la DDR, que no recordaba en qué fecha se abriría el muro y dijo que sería “pronto”, hizo que miles de alemanes se movilizaran a este, que rápidamente terminaría cayendo. Podría haberse producido una masacre pero se ordenó a los vigilantes de la frontera que no dispararan ni interfirieran en nada.
                Y así, hasta ahora. Con elecciones en septiembre en Berlín y un partido comunista de relativa poca importancia. Aunque sigue habiendo una parte significativa de la población que considera que con el Muro se vivía mejor –y con Franco, también-.  Términos que al menos deberían sonar: Nazismo, campo de concentración, campo de exterminio, SS, Stasi. 

 

3- Los berlineses



                Es difícil generalizar respecto a la población, aunque haré un par de comentarios. La gente con la que me he cruzado ha sido siempre maja, quizá demasiado formal pero simpática, el rollo de la frialdad alemana en Berlín no existe. Si uno va mentalizado con que los alemanes son unos tristes hará comentarios como “Aún no he visto a uno solo sonreír”, pero para que esto sea mencionable supongo que antes tendrá que olvidar el 99% de la gente con la que se cruza en España, pintar sus recuerdos de rosa y poner música de Madness de fondo. Claro que la gente no va sonriendo por ahí, esto no es un anuncio de Rexona. Ya he dicho que suele ser joven y de muy variada procedencia, la diversidad subcultural también es muy grande: punks de los de verdad y perroflautas antisistema los más destacables, aunque emos, heavies y eso hay muchos, pero no más que en Madrid. Tíos que llevan calcetines con chanclas también he visto unos cuantos, ese tópico sí que es cierto. Finalmente, los berlineses desatan toda su furia al montar en bici, entonces no son nada simpáticos.
Por lo general, hablan alemán e inglés. Pero en castellano uno se puede mover con bastante facilidad, es un idioma presente en el país –en los hablantes, porque en muchos museos he visto carteles en italiano pero no en español, cuando suele ser al contrario-.
 

4- Transporte



                En Berlín existe una buena red de transportes (BVG), aunque son un poco caros. Hay muchas tarifas distintas, pero el billete para un viaje suele costar 2,30 € (1,40 si es de 3 o menos paradas). Hay dos líneas de lo que llamaríamos metro, S-Bahn y U-Bahn –que cierran a la 1 de la madrugada-, buses –que pasan toda la noche- y tranvías –que también son nocturnos-. Se pueden coger tickets para grupos pequeños (5 personas), para una semana, para un mes (74 euros) y para un año. Es necesario validar cualquiera de estos tickets una sola vez y desde entonces se puede viajar en cualquier medio de transporte que así lo indique–ojo al barco del Wannsee que puse por ahí- sin pagar. Se puede ir de polizón, claro, no hay tornos ni barreras en ninguna estación, pero la multa es de 40 euros y a mí me han revisado más de 4 veces en algo menos de un mes. Los revisores van de paisano, así que no es fácil verlos venir.
                Hay otras opciones: alquilar una bici, medio de transporte más utilizado en Berlín, un coche, coger el taxi. No he hecho ninguna de las 3 lo suficiente como para hablar de precios, aunque sí que es cierto que la bicicleta es muy útil, prácticamente toda la ciudad tiene carril bici. En principio en la carretera hay pocos coches, pocos semáforos también, hay que cruzar a la torera a menudo. Hay que llevar ojo también con los ciclistas, que si te atropellan en carril bici son los damnificados. El metro, por su parte, suele ir bastante vacío, es difícil encontrar sitio en hora punta pero poco más. 


5- Lugares de interés



                Bueno, Berlín es amplísimo y tiene muchos lugares que visitar. Lo más fácil es coger las líneas de S-Bahn s3, s5 y s7, que comparten la mayor parte del trayecto. Hackescher Markt es la parada más cercana a la isla de los museos, que no está lejos tampoco de la Sinagoga y de la casa Tacheles. Otra parada de la línea muy importante, más al este, es Alexanderplatz. Ahí se puede ver todo lo típico: la torre de la televisión, el reloj del mundo, el ayuntamiento rojo y el recordatorio de Marx y Engels. En la misma dirección, Ostbanhof/Warschauer strasse, para ver la East Side Gallery (la parte del muro pintada). Cambiando un par de veces de línea, Pariser Platz, con la puerta de Brandenburgo, el Reichstag y el monumento al holocausto. Desde ahí, un paseo por Unter den Linden, que conecta con la Gendarmería, Friedrich Strasse, y en la que está una de las catedrales (St. Hedwiges), la universidad de Humboldt…Otras visitas muy típicas son a Potsdamer Platz con su Sony Center, al Checkpoint Charlie y a la Topografía del terror, en Kreuzberg, o a ver la torre de la victoria, Siegessäule, en el Tiergarten. Ya más lejos, el castillo de Charlottenburg, el lago Wannsee, Potsdam. En fin, muchas cosas por ver, aunque encontraréis mejor información en google o en una guía cualquiera, ponerme a explicar estos lugares por aquí sería una pérdida de tiempo. En el punto 10 recomiendo 5 salidas.