domingo, 21 de agosto de 2011

De cómo Berlín (20) Campos de concentración, espionaje, fiestas.

Bueno, que ayer no me apetecía escribir y pensaba que tenía sueño. Aunque no me dormí hasta las 5 de la mañana. Ya estamos a domingo, último día de fin de semana que paso en Berlín, e Irene estará volando ahora hacia España. Estos dos últimos días hemos quedado y ha estado bien, por fin he visto el Sony Center de noche, con su fuente de colores y su techo iluminado de rosa y azul, y además ayer hice dos salidas con ella y familia bastante interesantes.
La primera, a Sachsenhausen, un campo de concentración y eventualmente de exterminio que está a unos 30 kilómetros de Berlín. Creo que fue uno de los primeros que hubo, si no el primero. A mí no me pasa eso de estremecerme al estar por uno de estos sitios, que a otra mucha gente sí le sucede, me ha parecido bastante curioso de cualquier manera. La forma del campo, de panóptico –desde la torre más alta, la torre alfa, podía verse todos los movimientos entre los barracones y disparar de paso-, la acumulación de hombres, cómo los asesinaban –o bien con Zyklon B o bien con un disparo en la nuca, si tenían oro en los dientes, que el gas le quitaba todo su valor-, las fotos de propaganda…También alguna que otra historia de hombres que sobrevivieron o que lo intentaron. Era todo una burrada, no me ha gustado nada cuando la guía nos ha dicho que no había una película que lo reflejara de forma realista. La mejor, nos ha dicho, los falsificadores. Habrá que verla entonces. Tengo muchas ganas de volver a ver La vida es bella, también.
La segunda, al museo de la Stasi, el órgano de inteligencia de la DDR, que se dedicaba a espiar y perseguir a los sospechosos de querer abandonar la Alemania comunista, saltar el muro, ya sea el alemán o el de Berlín. Esto se ve bastante bien en La vida de los otros; El viaje de Sara tiene menos valía cinematográfica pero también puede ser una película ilustrativa. A diferencia de la mayoría de museos que he visitado aquí, este tiene poco material. Barriles, bolis, regaderas –dios, tengo que regar las plantas del Theodor y se me olvidaba-…con cámara incorporada. Microcámaras, pinganillos wireless, mil y un artilugios para el espionaje, pero explicados y expuestos bastante reguleramente. Todo está en alemán y a veces en inglés, lo cual le resta también. Mucho cartel con historia alemana y fotos que aportan poco, pero bueno, está bien. El problema son los 4 euros, excesivos desde mi punto de vista.
Después tomamos algo en una terracita a imitación de una playa en el East Side Gallery. Cervezas a 2,50 euros- pero si devuelves la botella son 2, preciaco- y pizzas desde 4,50 a 9 euros. Muy recomendable con buen tiempo este sitio. Después de cenar y ver el Sony Center, Irene se fue para casa y yo no hice amigos en el metro. Me voy de Berlín sin haber terminado de conocerlo de noche, pero tiempo habrá. Ah, sí, nos encontramos con una especie de festival callejero, que a mí me recordaba al fenecido Love Parade, que se movía junto a la orilla del Spree –por calles paralelas al río, más bien-. Más de 6000 personas marchaban seguro. Y todos con pintas extrañas y metidos. Tengo que informarme al respecto, no sé qué se celebraba exactamente. Aun así, Berlín tiene una importancia como ciudad-fiesta bastante reseñable, todos los días se puede salir a varios sitios y el movimiento de jóvenes de un lado para otro es mucho mayor al observable en Madrid.
Y eso, que me tengo que cocinar algo. Que Theodor viene mañana. Y regarle las plantas, que se me siga sin olvidar. Hoy creo que iré al mercadillo de Mauer Park, a ver si compro algo.

Consigna Nazi

Una habitación muy bien equipada


Bien de peña

 
Animadito todo

Youtube te está viendo. Normal, aquí en Alemania la mitad de videos están bloqueados por copyright.

Los del 15 M estaban más relajados.

Aún no me he movido de esta posición, desde hace hora y media. Parece que ha salido un poco nublado el día.

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