lunes, 29 de agosto de 2011

8- Qué comer, qué beber.


                La comida alemana no me ha gustado. Todo lleva mostaza y soy alérgico. Pero para los fans de la carne, la patata y las salsas, será una delicia. Los platos en restaurantes son muy grandes, suelen costar unos 8 euros. Típicas son las Bouletten, hamburguesas hechas con una carne picada algo diferente a la nuestra, el codillo, las salchichas. Especialmente la Currywurst, que va con salsa de curry y se puede comprar por 1 euro o euro y medio en muchos establecimientos ambulantes. Restaurantes hay de todo tipo, vietnamitas, kebabs, indios, turcos, chinos –mucha gente va por ahí con unas cajas de tallarines pero a mí se me repitieron bastante al probarlos-, españoles (casi todos conocidos como “NOMBRE+Tapas Bar”). Es casi obligatorio pagar una propina de un 15%, aunque si el servicio no ha sido muy bueno no hay por qué pagarla. Por supuesto, los supermercados son la opción más barata, los más abundantes son Kaiser´s, Aldi y Lidl. Las marcas buenas son aceptables, yo no podría haber subsistido sin mis copas de chocolate y vainilla con nata por 0,19 la unidad.
                Sobre la bebida, lo mejor es la cerveza, cómo no. Típicas las Pilsner, la cerveza blanca, aunque también tienen negra. En verano se lleva mucho la Berliner Weisse, una cerveza bastante asquerosa sola pero que con sorbete –de fresa o de hierbas- está muy rica. Si escucháis Radler, es cerveza con limón. Suelen llevar marcas buenas, en eso son bastante sibaritas, así que no esperéis precios bajos en locales. Y ojo con el agua, que suele venir con gas (Stilles Wasser es la mineral normal).




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