domingo, 24 de julio de 2011

De cómo aprovecho un viaje para resucitar un blog abandonado

                Holaaaa.
Qué nostalgia, esto del blog. Supongo que en algún momento pensé que sería capaz de mantener una actualización constante, pero al final –que no estuvo muy separado temporalmente del principio- me quedé en la segunda entrada. Ahora, más de 4 meses después de ésta, me dispongo a colgar una nueva, aunque el plan es terminar el verano con al menos unas 20 escritas.
En una semana me voy a Berlín y he decidido retomar el blog por una buena causa: contar mis peripecias por las germanías. Lo hago por varias razones, siendo la más importante el aburrimiento que siento ahora a finales de julio, más en Zaragoza, una ciudad muerta de noche. Es posible, teniendo en cuenta mi inconstancia, que a poco que me divierta y esté ocupado por ahí deje de actualizar, pero bueno, ya se verá. Además, he atravesado momentos de pánico en las semanas previas al viaje y no he encontrado en Internet información creíble sobre este tipo de estancias en el extranjero – en foros no soviéticos-, así que intentaré escribir lo que me vaya pasando de una forma que pueda resultar útil para alguien que se embarque en un viaje similar al mío. Asimismo, espero que lo que escriba aquí me sirva para recordar un poco las sensaciones y/u ocurrencias que tuve en los 26 días que pasaré en la capital de Alemania cuando quiera hacerlo.
Vale, en qué consistirá el viaje. En principio, estoy apuntado a un curso intensivo de alemán de 4 semanas –del 1 al 26 de agosto- en el Goethe Institut, situado en la calle Neue Schönhauser, a unos 9 minutos andando de Alexanderplatz según Google Maps. Ahí asistiré a clases, creo que de 13:00 a 17:00 o algo así, con la necesidad de buscar un lugar donde comer algo antes y después, porque la familia con la que me alojaré  no me dará comida o al menos no cobran por hacerlo. En realidad a mí lo que me importa de la familia es que tengan wifi, para poder soportar la vida bohemia y solitaria, salpimentada con trozos jamón, a la que me enfrentaré más que probablemente los primeros días del viaje.
Ya he estado en Berlín antes, con 14 años, pero la verdad es que no me acuerdo demasiado bien. Sí de que en el Love Parade, que ya no se celebra, había mucha marcha y todo el mundo iba desnudo. El plan que tengo es llegar a tener un conocimiento aceptable de la ciudad y saber moverme con soltura por los barrios más típicos. También pasármelo bien y eso. Para conseguir esto, lo que tengo pensado es hacer visitas por mi lado, a menos que encuentre acompañantes, claro, cada mañana de la primera semana antes de ir a clase. Así podré hacer de pseudo-guía –no creo que llegue a cicerone en menos de una semana-o consejero para un primo y sus amigos primero, que se supone llegarán a Berlín el día 7, y después para Sire y sus compañeros de interraíl, que se supone llegarán dos días después. También vendrán otras dos amigas como poco en mi estancia en Alemania, así que si consigo no hacer nuevos amigos y sentirme muy sólo tendré la posibilidad de apoyarme en todos estos visitantes.
Sobre el alemán, pues bueno, es un idioma que hablo desde los 4 años porque es lo que se hace en mi colegio de Zaragoza. Nunca he sido un estudiante brillante, la pronunciación no es lo mío y no tengo tanta intuición natural al usarlo como con el inglés. Y he perdido mucho nivel en un año, lo he comprobado en las pocas horas que he dedicado a repasar vocabulario y en los minutos invertidos en refrescar la gramática. Quizá estudie algo más esta semana. Pero bueno, espero poder moverme con soltura. De cualquier manera, en Alemania casi todo el mundo tiene buen nivel de inglés. Eso sí, como me eche amigüitos españoles me parece que va a ser poco rentable el curso (bastante caro por cierto).
Hasta qué punto pueden ser interesantes los relatos de lo que me haya pasado un día, no lo sé. Yo soy un poco egocéntrico, como me ha gustado recalcar en las cuatro o tres entradas de mis dos blogs, así que sobre todo escribiré sentimientos profundos, inquietudes existenciales, problemas morales y anécdotas estúpidas. No creo que valga un pimiento como reportero gráfico, pero alguna fotillo también haré. Y, aunque sea tangencialmente, supongo que tocaré temas interesantes para todo aquel que quiera pasar un tiempo en la ciudad, como costumbres, lugares a visitar o a evitar, productos baratos y que yo considere que son de calidad…En fin, que en principio en las próximas entradas esto se convertirá en un blog de autoayuda y casi un diario, pero supongo que a alguien le resultará interesante –al menos a mi madre-, así que lo haré ahí a lo loco y públicamente.

                PD: dudo que escriba una entrada de cómo viajo en avión.

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